viernes, julio 17, 2020

Manual del escéptico (Vol II)

Antes de que existieran las redes sociales, eran tremendamente populares las cadenas de mensajes, una molestia que plagaba las bandejas de entrada con historias inverosímiles y variopintas dadas por ciertas. Yo solía contestar al remitente (y en ocasiones también al resto de desafortunados receptores, puesto que los asiduos de las cadenas no solían ser muy amigos del BCC) con un mensaje abnegado en el que explicaba por qué lo que acababa de reenviar era una memez sin sentido.

Hoy en día, aquel trabajo que yo hacía gratis (el Vol I) para mis amigos, se ha tornado negocio. El "fact checking", que es algo que me da escalofríos; por la falta de independencia. Hay gente que confía ciegamente en los autoproclamados adalides de la verdad y la neutralidad, cuando no son más que ramificaciones del entramado de los mass-media y el poder político.

Cualquiera podría pensar que soy un exagerado, que al fin y al cabo las agencias de verificación trabajan con hechos y datos que están disponibles para que cualquiera compruebe que no están mintiendo. Pero no hace falta mentir (en el sentido de inventarse o cambiar hechos) para manipular la opinión pública, basta con ser selectivo con qué partes de la realidad quieres mostrar, o cuáles quieres enfatizar y a cuáles quieres restar importancia.

Por ejemplo, una agencia de verificación puede poner especial énfasis en poner en primera plana todos los bulos de cierta orientación política, para crear la impresión de que toda la información que llega relacionada con esa línea de pensamiento es falsa. También pueden omitir por completo aquellos contenidos virales que sean ciertos, si van en contra de sus intereses editoriales. O pueden centrarse en una discrepancia menor (p.e. el "bulo" cita un 95% y se verifica que es un 90%) para catalogarlo como falso, y sólo si uno se toma la molestia de indagar descubre que el desmentido es realmente una matización.

Así que, ¿Quién verifica a los verificadores? Desgraciadamente nos encontramos por nuestra cuenta, el pensamiento independiente es por definición solitario.

El único consejo que puedo darte es que no te fíes de nadie. Y de mí el que menos.

2 comentarios:

  1. Un ejemplo de manual es Maldito Bulo, que cuando quiere analiza hasta el tono de blanco de los folios de donde salen los datos y cuando no (p.e., denuncias falsas de violencia de género) tira de datos oficiales sin filtro ninguno

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    1. Exacto, Maldito Bulo y Newtral son claros ejemplos de falta de integridad y neutralidad (irónicamente), principalmente promocionan desmentidos y verificaciones que dan una imagen positiva sobre la inmigración ilegal o respaldan el relato de la violencia indiscriminada contra la mujer; omitiendo o relegando a segundo plano aquellas que contradicen su línea editorial.

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