¿Cuánta fidelidad gráfica es necesaria en los juegos?
A la vista de cómo ha evolucionado la industria, parece ser que es obvio que nunca es suficiente, puesto que año tras año aparecen títulos que nos dejan la boca abierta con gráficos que parecen cada vez más realistas.
Recuerdo que cuando jugaba a la Atari 2600, aquellos pistoleros hechos con unos 10x10 pixels (así a ojo) me parecían una representación perfectamente válida de la realidad.
Cuando vi la GameBoy de mi primo, el Contra me pareció algo sencillamente espectacular:
Y cuando mis padres me compraron una NES, en el juego Darkman me parecía que era imposible hacer unas texturas de ladrillo y roca más realistas que éstas (¡por no hablar de la música!):
Después llegó el PC a casa y con él el Wolfenstein 3D... ¡Eso sí que era inmersión!
Recuerdo que cuando le dije a mi hermano que había oído hablar de un juego que se llamaba
Doom y que era como el
Wolfenstein pero mejor, me dijo que eso era imposible... Y claro, cuando lo arranqué, flipamos en colores:
Podría seguir generación tras generación de videojuegos, con el Duke Nukem 3D, el Quake, el Half Life, etc. pero creo que ya os váis haciendo a la idea... La sensación de asombro ha sido siempre la misma. Estábamos contentos con lo que teníamos, hasta que nos enseñaban lo que podíamos tener y entonces aquello que tanto nos gustaba de repente pasaba a ser viejo y feo.
Y ahora nos encontramos en 2021, en un momento en el que:
a) Hacer un videojuego AAA es una empresa costosísima y arriesgada, que requiere una inversión mucho mayor que los mayores estrenos de Hollywood y además crea problemas de salud a los desarrolladores (buscad en Google "videogame development crunch" para saber de lo que hablo).
b) El boom de las criptomonedas y los problemas en las cadenas de producción derivados de la pandemia causada por el cov-sars-2 han creado un vacío enorme en el mercado de tarjetas gráficas. Se están vendiendo tarjetas de gama media de 2018 a precios desorbidatos, porque literalmente no hay stock en ninguna parte.
Lo cuál nos lleva a plantearnos lo siguiente: ¿Es necesario seguir rompiendo los límites de lo que es posible en gráficos cada año, si en cada momento dado la tecnología contemporánea nos parece realista? ¿Cuál es el sentido de hacerlo, si para los estudios cada vez es más difícil rentabilizarlo y para los jugadores casi imposible disfrutarlo por la escasez de hardware?
Ahí lo dejo. Cuando en la industria se dé cuenta en un par de años, podréis decir que lo visteis primero en el blog del tito Fortran.
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