Volvemos con una batallita, aunque no está muy fresca, ya que relataré lo acontecido el fin de semana pasado en la finca de mi colega Jagore... se trata de una escapada rústica al más puro estilo "road movie".
La cosa no empezó con muy bien pie. Una gran desorganización a la hora de hacer las compras. Siempre nos pasa lo mismo... abundante alcohol y escasa comida. Que por otra parte, yo no me quejo, pero como muchos otros, prefiero beber con el estómago lleno.
El plan era que la mayoría de la gente iría allí al medio día y tres más llegaríamos por la tarde. Omar y yo teníamos que ir a recoger a Nacho a Leganés, ciudad en la que paso la mayor parte de mi vida y sólo conozco la Universidad y La Cubierta. Conseguimos llegar no demasiado tarde, y yo ya tenía unas cuantas llamadas perdidas de Nacho en el móvil (lo tenía apagado, ya que estaba casi sin batería) que se estaba congelando esperándonos.
Fuimos hasta el barrio a recoger el equipaje de Nacho y Omar y a pirarnos en el coche de Nacho, que es más grande que el Ibiza Makinero.
Nos subimos al coche. Nos asalta una duda:
- Oye... ¿cómo se llama el pueblo de Javi?
- Hmmm... ¿Serradilla?
- No jodas, ese es el de Extremadura.
- ¿Y no íbamos a Extremadura?
- No, coño, vamos al otro pueblo, que está en Toledo.
- Ya me parecía a mí un poco lejos para un solo día...
- Entonces... ¿cómo cojones se llama el pueblo?
- Ni puta idea.
- Cojonudo.
- ¿No lo sabías tú? Que eres el que conduce, tío.
- Qué va, anda saca el mapa y llamad a alguno de éstos.
- Que llame Omar, que yo estoy ya casi sin batería... (y sin saldo)
- Joder, tío, el Dani lo tiene apagado o fuera de cobertura...
- Llama al Toad...
- Tampoco.
- Joder, pues llama a Javi.
Al cabo de un rato, nos llama Dani:
- Tío, ¿que cómo se llama el pueblo?... Méntrida
- Coño, Méntrida, si me suena... Lo tengo localizado.
- Dice que se tarda unos tres cuartos de hora...
- Dile que en veinte minutos estamos allí.
Se pone en marcha la máquina infernal y nosotros con ella. Vamos escuchando a Los Panchos, cuando suena el móvil de Omar:
- ¿Que pillemos velas?
- ¿Estos tíos qué cojones se han fumado?
- Diles que ya hemos pasado Alcorcón, que no paramos ni de coña.
- Oye dile que te vaya diciendo cómo hacemos para llegar a la finca desde Méntrida...
- Han colgado.
Al cabo de 20 minutos llegamos a Méntrida. Hay llamada al móvil de alguno, para que nos indiquen. No nos aclaran nada. Nos guiamos por nuestro instinto. Nos llaman. Que vayamos a la entrada del pueblo.
Después de esperar un rato, aparecen nuestros colegas. Les seguimos. Nuestro instinto nos había servido muy bien (como a Luke Skywalker) y sólo al final nos habíamos despistado, pero estábamos bastante acertados en el camino que habíamos tomado. Llegamos a un camino de tierra, y Javi nos aconseja que dejemos el camino antes de bajar hasta la casa, ya que si llueve sería prácticamente imposible sacar el coche del barrizal. Hacemos el resto del camino andando.
Por el camino Iván comenta algo sobre las perras de Javi. Por lo visto tiene una bastarda de Rottweiler que pesa ochenta kilos. Eso acojona un poco.
Cuando llegamos a la cancela, hay una perraca enorme que nos recibe ladrando.
- ¿Y ésta es la perra bastarda?
- No, ésta es la pequeña.
- Ahm.
La otra perra no dio señales de vida en toda la noche (estaba por ahí durmiendo), pero Luna, la pequeña, se mostró bastante cariñosa.
La finca de nuestro colega Javi estaba bastante aislada de la civilización, sin agua corriente, sin electricidad, sin gas... "Cojonudo, Aventura en África" pensé. Pues no, estaba muy equivocado... en África no hace un frío de tres pares de pelotas. Aquí los grajos volaban a trompicones, qué narices, es que ni siquiera despegaban.
La noche no había hecho más que empezar...
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