Anoche tuvimos una movida del cagarse, nunca mejor dicho... estábamos en un bar tomando una cerveza y a uno de los colegas (cuya identidad mantendré en el anonimato para que los chistes malos se queden únicamente entre nosotros) le dio un chungo en el estómago y se tuvo que meter en el baño cagando leches. Yo siempre digo que en el cagadero hay que darlo todo y este se lo tomó al pie de la letra. Por lo visto le entró una diarrea periosmótica o algo así, y se quedó seco en la taza del water, sin poder moverse y casi ni hablar...
Llamamos al 112 y les decimos que vengan al bar, que nos ha caido un marrón encima.
Mientras tanto, nos vamos turnando (tampoco digo entre quienes para que no se deduzca quién ha sido por eliminación) para vigilar que no se nos desmaye el chaval en el baño; ya que el olorcillo que suelta es jodidamente nauseabundo... yo pensaba que ya se nos había muerto, porque ahí había un olor a cadaver podrido de la hostia.
Los del bar se piensan que lleva un ciego de la hostia y casi me encaro con ellos cuando me lo insinúan, pero con la sensación de impotencia que da tener a un colega ahí tirado en el retrete no hay muchas ganas de discutir.
Al cabo de un buen rato, vemos llegar la amulancia... aviso a mi colega, que ya puede mover un poco los brazos para que se limpie un poco el ojete y pueda preservar parte de la dignidad que le queda.
Entran los servicios médicos y le sacan del baño medio a rastras mientras le toman el pulso, que le ha bajado a 45 ppm... nos preguntan a qué hospital está adscrito para llevárselo, les decimos que es el clínico; que por suerte pilla cerca de donde estamos.
Los demás cogemos el coche y nos dirigimos a urgencias. Por el camino me salto un semáforo en rojo sin darme cuenta por los nervios... menos mal que justo acababa de cambiar y todavía no se habían puesto en marcha los demás coches, que si no habríamos tenido noche de urgencias por partida doble.
Conseguimos aparcar entre los chavales que están haciendo botellón cerca de la entrada de urgencias... son chicos sensatos, si les da un coma etílico no les va a hacer falta ni llamar por teléfono al hospital, con pegar un buen grito les valdría.
Cuando entramos en el hospital nos encontramos con que acaban de llegar los de la ambulancia también, nuestro colega todavía está en admisión sentado en una silla de ruedas... hablamos un rato con él, que ya se encuentra algo mejor mientras esperamos a que lo metan en clasificación.
Al cabo de unos pocos minutos, se lo llevan para dentro y a nosotros sólo nos queda esperar.
Pasar las horas en la sala de urgencias a priori puede parecer un coñazo, pero una vez que te centras en tus opciones (jugar con el móvil, dar paseos y examinar a la gente que pasa), la verdad es que puede llegar a ser entretenido que te cagas.
Por allí vimos desfilar a unos cuantos que se habían pegado y luego soltaban la típica excusa de que se habían caido... coño, podrían ser más originales y decir lo de "¡es mi gato y me lo follo cuando quiero!" y también a toda una diva del freakstar-system: Tamara Seisdedos.
¿Qué coño haría esa tía a las 2 de la mañana en urgencias vestida de gala y con el pelo cardado? ¿Vendría de alguna fiesta? ¿Es su ropa de andar por casa? ¿Le gusta dar buena imagen en las urgencias? ¿Estaría intentando ligar con algún médico? :-|
Algunos tienen ganas de acercarse a la gran diva para pedirle un autógrafo y hacernos una foto con ella, otros se lo fuman... total, que al final gana la opción de fumárselo, pero todos nos acercamos a echar un vistazo, como cual animalillo del zoológico siendo observado por los niños del colegio en excursión; sólo nos faltó tirarle cacahuetes.
La verdad es que al verla sentada ahí sola, con su maquillaje, su cardado y sus zapatos de tacón me entró bastante lástima. Tiene que ser duro llegar a establecer que hay una relación directa entre que la gente te mire y que luego se ría y cuchichee. Aunque bien pensado, no creo que el cerebro de esa gente llegue de ni para atar esos dos cabos.
Otro supermegafreak que había por ahí era un chaval que iba trajeado, que estaba hablando con todo el mundo... el tío tenía acento adanlúh y un cubata en la mano, y no paraba de darle la chapa a todos los currelas que salían a fumarse un cigarro. El de seguridad ya le estaba diciendo que se calmase y que dejase de dar el coñazo, que la gente no tenía por qué aguantarle. Pillando retazos de las conversaciones nos enteramos de que el tío estaba haciendo el MIR en otro hospital, así que entre eso y el pedo que llevaba, normal que fuese de grande en unas urgencias.
Cuando salieron Tamara y su madre, el tío este se puso a hablar con ellas, a hacerse fotos y a llamar a sus colegas diciéndoles que estaba con "Ámbar... si, tío, ¡Tamara, la del No Cambié!", total que cuando llegó el taxi que habían pedido se despidió con unos abrazos y unos besos de las dos y le deseó a la madre que se mejorase.
Impresionante.
Finalmente, al cabo de unas cuatro horas nos llamaron para que fuésemos a buscar a nuestro colega, nos contaron qué le habían hecho y nos lo dieron empaquetadito para que nos lo llevásemos a casa. Luego tuvimos unas cuantas coñas como que ahora tendría que cambiar la frase de "te meo" por "te cago", o que si era "un cagao", que en el bar donde estábamos se comía que te cagas, que si le íbamos a tener que comprar un tapón para el ojete, que se fuese a la mierda y un largo etc.
Después yo anduve un rato dando vueltas para buscar la entrada a gasolinera del carrefour para repostar a las 5 de la mañana, pero eso ya es otra historia que no creo ni que merezca ser contada en otra ocasión.
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