sábado, julio 28, 2018

Creo que me he vuelto facha (vol I)

Recuerdo que cuando era joven escuchaba que según nos vamos haciendo mayores solemos virar a la derecha... «¡Y una mierda, yo nunca voy a cambiar!» pensaba.

Y ahora me encuentro que para los estándares sociales actuales soy una persona bastante conservadora. ¿Qué ha sido de aquel chaval idealista de 18 años? ¿La dura realidad lo ha transformado? ¿Me he acomodado o aburguesado por el camino?

Tras darle vueltas y vueltas al asunto, creo que es posible que aún fuese fiel a mi palabra. El mundo ha ido cambiando, pero yo no. Al menos ahora entiendo la sensación de que pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Los cambios son desconcertantes cuando nos hacemos mayores.

El problema es que la velocidad del cambio social no es constante, sino que tiene una aceleración, ya que va de la mano del cambio tecnológico (la imprenta, la radio, la televisión, internet, el smartphone, etc. son las herramientas para la distribución de las ideas). Me voy a permitir robar esta gráfica para ilustrarlo:


La tendencia es clara. Se ha teorizado que esa aceleración hace que la evolución tecnológica tiende a un límite conocido como la singularidad, en el que el todo el progreso es instantáneo. Pues mucho me temo que en el tema cultural, la singularidad es que todos nos volveremos gilipollas, porque habremos cambiado de paradigma social 3 o 4 veces el mismo día.

En los siguientes posts iré desgranando en qué aspectos me he ido quedando anticuado.

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