La época dorada de la música

Creo recordar que era el año 1996 cuando me introduje por casualidad al punk-rock californiano, gracias a una canción de relleno que me grabó un amigo mío al final de una cinta recopilatoria casera de Los Porretas. Aquella canción me fascinó, no podía dejar de escucharla... no sabía quiénes la cantaban, tampoco comprendía la letra, pero tenía algo especial que me impulsaba a agitar la cabeza, pegar saltos y ponerme a gritar. Podía sentir la rabia y la frustración de toda mi generación condensada en esos poderosos y riffs de guitarra que eran hasta el momento desconocidos para mí. Esa voz que desgarraba el aire que llenaba el espacio entre mis tímpanos y los auriculares de mi walkman expresaba lo que todos sentíamos. Era Self Esteem.

Los noventa vieron nacer algunos de los más gloriosos álbumes de la historia, que me gustaría recordar aquí brevemente:
1991: Nevermind (Nirvana)
1992: Rage Against the Machine (Rage Against the Machine), Vulgar Display of Power (Pantera)
1993: Vs (Pearl Jam)
1994: Smash (The Offspring), How to Make Friends and Influence People (Terrorvision), The Blue Album (Weezer), Dookie (Green Day) [3 discos indispensables]
1995: The Great Escape (Blur), I (The Presidents of the USA), Use Your Brain (Clawfinger)
1996: Beautiful Freak (Eels), Regular Urban Survivors (Terrorvision)
1997: Ixnay on the Hombre (The Offspring), The Colour and the Shape (Foo Fighters)
1998: This Is My Truth, Tell Me Yours (Manic Street Preachers), Blur (Blur), Gran Turismo (The Cardigans)
1999: Liquido (Liquido), Hooray for Boobies (The Bloodhound Gang), Californication (Red Hot Chili Peppers), The Burning Red (Machine Head), Enema of State (Blink 182) [El ambiente ha cambiado ligeramente desde el 97 y ya no hay punk-rock rompedor]

Corría el año 1999 y una oscura sombra se cernía silenciosa sobre nuestras vidas.
Terminaban los noventa, dejando tras de si un legado cultural de sexo, drogas y rock&roll. Perdón, esos debieron ser los ochenta o los setenta, los noventa no dejaron mucho sexo (en todo caso manual), lo que sí que dejaron fueron litros y más litros de calimocho y mucha buena música. Pero estábamos en un momento de transición, no se veía nada en el horizonte y si mirábamos atrás lo más cercano que veíamos era el nefasto Americana de los Offspring.

En el año 2000 parecía que ya no quedaba nada que mereciese la pena ser escuchado. Las mismas canciones seguían llenando los radiocasetes y ya empezaban a oler. Pero algunas cosas iban a cambiar el panorama tremendamente... Internet empezaba a ser algo común en los hogares y el P2P estaba recién salido del horno. Eso unido a la popularización del mp3 y las grabadoras de cd hicieron que la música volviese a fluir de mano en mano, al igual que sucedió con los casetes en los noventa, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión, así que aquí termina esta historia del tito fortran cebolleta.

Movido por la nostalgia y la curiosidad, decidí comprobar qué años se llevaban el mayor trozo del pastel de mi discografía, así que crují mis dedos y me puse a scriptear como a mí me gusta.

Como alguna vez he comentado antes, me gusta llevar un control riguroso del formato que tienen los nombres de las canciones y los discos que tengo. En concreto, me gusta que sigan este patrón: /NombreGrupo/Año_NombreDisco/Numeropista - NombreCanción.
Así que me coloqué en el directorio donde están todos los grupos e hice:

find -maxdepth 2 > lista
for i in `seq 1960 2005`;
do
echo $i `grep $i lista | wc -l`
done

¿Cuál fue el resultado? Veámoslo pintado con el gnuplot:


Conclusión: la música de ahora tampoco está tan mal, sólo es cuestión de acostumbrarse.