jueves, septiembre 20, 2018

Creo que me he vuelto facha (vol IV): la inmigración

Otro tema en el que se suele echar mano de la carta del racismo para silenciar cualquier voz disidente es el de la inmigración. Creo que todos estamos de acuerdo en que cierta diversidad es enriquecedora, y que a nadie le molesta tener como vecinos a personas educadas, que no montan jaleo, se dedican a actividades honradas y pagan sus impuestos, independientemente de su procedencia o color de piel.

No voy a ser prejuicioso y decir que según el país algunos inmigrantes son mejores o peores, puesto que efectivamente hay de todo. Yo soy español y creo que he sido un inmigrante bastante majo que ha pagado sus impuestos y no ha dado problemas, pero en Londres por tuve vecinos también españoles que no paraban de montar fiestas a altas horas de la madrugada y nos hicieron llamar a la policía unas cuantas veces (no hicieron una mierda, por cierto).

El problema es cuando la procedencia o el color de la piel te blindan ante cualquier comportamiento antisocial. De hecho, hay montones de estudios (supongo que financiados por magnates bienpensantes) intentando desmontar la correlación entre inmigración y delincuencia. Por ejemplo, este artículo menciona que hay una tendencia a la alza en la población inmigrante y una tendencia a la baja en la delincuencia, como prueba irrefutable de que no están correladas. Pero no menciona que la proporción de reclusos extranjeros en las cárceles es muchísimo mayor que en la calle. También indica que existen otros factores que explican mejor la delincuencia, como las condiciones de violencia en las áreas de acogida. ¡No jodas Sherlock! Es como si alguien te dice que la principal causa de muerte es la parada cardiorespiratoria.

Si alguien pensaba que iba a caer en la falacia fácil de que correlación implica causalidad, tranquilo, que no he nacido ayer. Simplemente estaba poniéndonos en situación. Aunque para encontrar la causa de la relación entre inmigración ilegal y delincuencia tampoco hay que irse muy lejos: una persona que entra ilegalmente en un país ya ha demostrado su predisposición a saltarse las leyes de ese país.

Y ahí está la trampa del antiracismo, nos quieren hacer pasar como prejuicio racista cualquier sesgo hacia los inmigrantes ilegales, cuando ese grupo realmente está autoseleccionado.

Luego está el tema del desvío de la responsabilidad y el argumento patético. Viene al caso de los mal llamados barcos de rescate (que realmente son servicios de ferry coordinados con las mafias del tráfico de personas) como el Aquarius.

Disculpad el inciso, pero hasta hace unas semanas se podía seguir la ruta del Aquarius en las páginas www.marinetraffic.com y www.myshiptracking.com pero como era muy vergonzoso ver cómo se desplazaban prácticamente hasta las playas libias para luego hacer todo el camino de vuelta hasta Europa han desactivado el seguimiento (si buscas Aquarius obtienes el mensaje "vessel is out of range", su última posición fue reportada hace 48 días y 7 horas del momento de publicar esto según myshiptracking).

Sigamos con el desvío de la responsabilidad. Cuando una persona se lanza al mar sabiendo que corre un riesgo de morir y espera que tú vayas a rescatarla por principios morales, te está chantajeando.

Mi política al respecto es clara: no ceder nunca ante ningún tipo de chantaje. Mis amigos me recriminan que me alegro de que se muera gente en el Mediterráneo, lo cuál es obviamente falso, no me alegro de que se muera (casi) nadie. Pese a eso, mi postura es impecable desde el punto de vista ético. Del mismo modo que no me quita el sueño que un alcohólico muera de coma etílico o un fumador de cáncer de pulmón, son decisiones que toman libremente y por lo tanto su responsabilidad.

Si aceptamos como válido el imperativo categórico, nuestras acciones han de ser justificables universalmente y no sólo en casos particulares (enunciado simplificado). Pero es evidente que no disponemos de la capacidad para acoger a todo el tercer mundo dentro del primero; y en el caso de que pudiéramos hacerlo hoy, no es sostenible porque la población sigue creciendo a un ritmo mucho mayor. Así que en algún momento habría que parar, lo que es injusto para aquellas personas que se han quedado fuera del corte.

En el juego de manipular las emociones parece que todo vale. Por ejemplo, nos han querido hacer pasar una foto del barco Vlora cargado de refugiados albanos de 1991 como una foto de europeos huyendo al norte de África en la WWII.

El tema es que existe la obligación legal de acoger a los refugiados, por lo que en un momento se empezó a llamar refugiado a todo el que llegaba a nuestras costas.

A mí me llamó la atención, y cuando hablaba sobre el tema con algún bienpensante la cosa discurría más o menos así:

  1. No es posible que haya tanto refugiado viniendo en patera desde África, son inmigrantes por motivos puramente económicos.
    Réplica: si se lanzan al mar, es porque quedarse en su país es más peligroso. 
  2. Se produce un efecto llamada.
    Réplica: Pedro Sánchez dice que no hay efecto llamada y eso es que no hay efecto llamada
  3. Me da la impresión de que en las fotos veo mucho hombre adulto con respecto a mujeres y niños.
    Réplica: primero vienen los más fuertes y luego se traen a las familias.
Si juntamos las réplicas de 1 y 3, resulta es más seguro echarse al mar, pero también es más seguro quedarse en casa.

Si juntamos las réplicas de 2 y 3, resulta que no hay efecto llamada, pero por cada persona que llega también hay que tener en cuenta que luego va a venir toda la familia (normalmente muy numerosa).

Al final de tanto estirar la palabra refugiado se acabado rompiendo y sin ningún tipo de pudor ya han empezado a llamarlos migrantes.

Y sí, es una putada nacer en el tercer mundo, al igual que lo es nacer con alguna enfermedad congénita chunga. Así de cabrona es la vida. Llega un momento en el que hay que asumir que algunos hemos tenido más suerte que otros y que no somos culpables del azar.

La siguiente cuestión interesante es ¿Puede existir el primer mundo sin el tercer mundo? No lo sé, pero si la respuesta es no, voy a reconocer con total honestidad que soy egoísta y prefiero seguir en el primer mundo. Y esa es la clave, que todos somos egoístas, es así como funciona la evolución. Los que miran antes por el interés de los demás que por el suyo propio... Se extinguen.

Al igual que el Imperio Romano, hemos llegado a una época de grandiosa decadencia. En lugar de romanizar a los bárbaros, les abrimos las puertas del imperio. Arturo Pérez-Reverte lo escribe con mucha mejor pluma que yo en su artículo Los Godos del emperador Valente.

Ahora mismo la civilización europea heredera del renacimiento y la ilustración está muerta. La única forma que tendría de sobrevivir requeriría de unas medidas tan extremas que sería un esperpento de sí misma.

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